Nuestra historia
“Un sabor muy nuestro"
Destinaron sus alfajores a los adultos que tenían grabado en la memoria el sabor de lo casero. "Colonos Artesanal" promueve la preservación de la ballena franca. Ha sido confeccionado para que el turista lo lleve de regreso a casa.
Materias primas nobles asociadas a una dosis de talento culinario hicieron de las recetas de las abuelas un producto de exportación. Acuñadas como joyas de familia recuperaron actualidad en la mesa de los domingos. La marca Colonos Artesanal basa su prestigio en el respeto a las técnicas y medidas de viejas recetas. A su vez presentan sus productos como "recetas que se trasmiten de padres a hijos"
AVENTURA INCIERTA. El propietario de la marca, Gustavo Rivero, es argentino, pero su abuelo uruguayo fue propietario de una confitería en el Paso Molino, Montevideo.
En Punta del Este formalizar un proyecto de trabajo era una aventura de destino incierto. Eligió sacar al mercado un alfajor artesanal, en lo que tuvo mucho que ver el origen de Rivero.
La familia Rivero tiene en Las Grutas una fábrica habilitada por la Intendencia. En un primer sector se prepara la masa y son cortadas a mano una a una las galletas para luego elaborar los alfajores, se la dosifica las tapas con el dulce de leche producido artesanalmente.
En un segundo sector provisto de aire acondicionado muy frío, se baña con chocolate los alfajores y se da la terminación al producto.
"Nosotros tenemos claro que debemos estar presentes en todas las etapas de producción y comercialización. Esa condición nos obliga a trabajar 22 hs, pero es indispensable para brindar un buen servicio a los clientes", dijo Rivero.
El alfajor de Colonos Artesanal nació como un producto gourmet. Fue dirigido a los adultos y al turismo, más que a los niños. Rivero creyó que su nicho estaría en los paladares mas refinados que carecían de golosinas satisfactorias.
"Como los consumidores debían ser los turistas, colocamos los alfajores en estaciones de nafta, shoppings y hoteles importantes. Al mismo tiempo atendemos la llegada de los buques, tratando de llegar a un público de alto poder adquisitivo", comentó Rivero.
COMO UN SOUVENIR. La idea de preparar alfajores de primera calidad caló hondo dentro de la familia empresaria, porque en Argentina el alfajor tiene la fuerza de un símbolo nacional. Cada provincia compite con el suyo frente a las otras. El turismo interno es gran consumidor porque el viajero adquiere alfajores cuando visita las provincias. Es un regalo clásico para la familia.
Cuando se instaló en Uruguay, el empresario vio que debería poner el pie en el freno porque el consumo es mucho menor en Uruguay de lo que él había previsto. El costo de los insumos -como pueden ser las cajas que contienen los dulces - es también más elevado que en países limítrofes. Sin embargo por el momento está conforme con los resultados obtenidos.”